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Difícil de encajar

  • vierkavalentinacal
  • 21 nov 2024
  • 4 Min. de lectura

Entre las conversaciones que he tenido de unos dos o tres años para acá uno de los temas más repetido es los estándares que la sociedad termina exigiéndonos para “encajar o ser proactivos”. Consciente o inconscientemente este paradigma ha estigmatizado y encasillado en un grupito quienes son capaces, calificados, preparados y hasta felices.


De manera que han dictado tanto que haremos y cómo hacerlo y el régimen de felicidad, quienes la alcanzan y quienes no. Qué difícil se va haciendo cada día más encajar. Los roles cada vez se hacen más grandes, inalcanzables e imponentes pero artificiales.


Entre las tantas ocupaciones y preocupaciones creemos que tenemos que ser la mujer maravilla o Batman, llegar a tiempo a todo, tenerlo todo listo, perfeccionar y mantener bajo control, estar para los demás siempre y todo el tiempo, llevar los pendientes al día, una casa limpia y arreglada, un matrimonio perfecto, una imagen intachable. En esta sociedad y su ritmo no hay espacio para el error.


Está mañana le comentaba a alguien que no siempre estamos positivos al 100%, con gran energía o con las ganas de comernos el mundo. Simplemente estamos como dice Dante Gebel con ganas de que el mundo se pare y bajarnos del tren. Sin embargo, no sucede y está bien, es normal. Deberían enseñarnos que hay días en los que solo vamos a un 20% y está perfectamente bien.


Mark Manson en su libro “El arte de que te importe una mierda”: (me disculpo de que el nombre del libro suena un poquito obsceno y agresivo, pero es revolucionario y transformador) el exceso de positivismo es en si una acción negativa. Es imposible pretender que podemos permanecer en el extremista “optimismo siempre” y que eso es la vida real.


Pero con tantos reels, posts, libros, coaching de cómo estar felices todo el tiempo, del secreto de la felicidad, de ser la mujer o el hombre ideal, hemos aprendido que el día que no estamos a nuestra máxima capacidad de energía o contentamiento es porque algo anda mal. Sin miedo me atrevería a decir que si todos los días sientes que vas al 100% de tu capacidad o energía hay un falso positivismo o una extrema necesidad de impresionar tanto a los demás como a ti mismo.


Desafortunadamente estamos tan influenciados por lo que vemos y escuchamos tanto desde las redes sociales como el ambiente en que nos rodea que no distinguimos lo real de las expectativas. Una cosa es que deseemos ser como la mujer de proverbios y otra es asumir la realidad que nos toca y entender que nunca en la vida podremos hacer todo a la vez.


Cuando fui a República Dominicana en agosto tuve la oportunidad de participar en un taller para mujeres dirigido por Keren Jerez, CEO de Oasis de Gracia y uno de los puntos que más llamaron mi atención fue “desmontemos el mito de la mujer de proverbios”, porque durante mucho tiempo hemos tenido esa referencia para mirarnos en el espejo como mujer y saber que estándar cumplir. Sin embargo, la realidad de la mujer especialmente hoy donde la sociedad procura una igualdad de género, cada vez es un patrón más estrecho y difícil de encajar.


Quiero ser cuidadosa en la manera en que explico esto, estoy abierta para las preguntas y los cuestionamientos. Es imposible ser la mujer organizada, planificada con la casa siempre limpia, una figura impecable y reluciente tanto para el marido como la sociedad entre lo atractivo y sin llegar a lo vulgar, modesta pero no exageradamente modesta, la mujer empresaria que es capaz de administrar una empresa, carismática, diplomática que nunca deja de seguir educándose, mamá protectora que cuida a sus hijos con lo mejor de lo mejor, que siempre está de buen humor, positiva, mujer de fe, guerrera de grandes batallas y capaz de levantar a los que le rodean, líder de su iglesia y sociedad, dispuesta al servicio de todos, no se sale de su presupuesto y no tiene ningún mal hábito, ambiciosa pero no vanidosa, segura pero no altanera, etc, etc.


Podemos hacer una inmensa lista de todo lo que la sociedad, el mundo, las redes sociales, nuestros maridos y de hecho hasta nosotras mismas nos damos a la expectativa. Sin embargo, al final de todo esto lo que deberíamos hacer sería preguntarnos ¿cuál es el propósito de Dios para mi vida?, ¿Para que Dios me creó?, ¿Cuáles son mis habilidades y cómo puedo potenciarlas?


Dante Gebel también describe algo similar en uno de sus sermones. La vida real es muy diferente a todas las expectativas que la sociedad, iglesia, familia y nosotros mismos nos ponemos. Ese bombardeo de información que tenemos es lo que nos angustia cada vez más, y que de acuerdo a muchos estudiosos a nuestra sociedad actual no le falta información, por el contrario está saturado con el exceso de información.


No podemos caer en el error de querer meternos en cada rol que la sociedad tiene, o ponernos una lista interminable de metas solo porque otros la logro. Las metas son personales, el camino es personal, porque el propósito de vida es personal. Es probable que alguno se parezca o coincida pero ninguna mujer u hombre es igual a otro. Por lo que no deberíamos compararnos o sentirnos menos porque tu rol es diferente al de otra persona.


Si nos aseguramos que sea lo que sea estemos haciendo es la voluntad de Dios no hay razón para mirar que están haciendo los demás. ¿Recuerdan a Barbie? Se lo que quieras ser, pero procura que aquello que estés haciendo es lo que Dios quieres que hagas y por supuesto, una vez hayamos entendido su propósito en nuestras vidas viviremos en plenitud y paz.


Un secreto: No tienes que encajar con todo ni en todo.


Los quiero, un abrazo enorme desde cualquiera que sea la expectativa con la que estes luchando, dejame saber que les parecio, los leo.

 
 
 

2 Comments


Yajaira Diaz Novas
Yajaira Diaz Novas
Nov 22, 2024

💚

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Ruh Fortunato
Ruh Fortunato
Nov 21, 2024

Me gusto mucho este post🫶🏿👌🏿

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Muchas gracias por visitar mi Blog.

Hola, Soy Vierka Brady y me alegra mucho que estas aquí. Noches Sin Luna nace del corazón de una temporada difícil que me inspiro y me enseño a vivir. 

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